sábado, 9 de abril de 2011

Vamos

Cogido de rodillas en pecho. Viaje donde de mí no me separo. De mi imaginación volada a través del cristal que me hace libre. Libre de observar lo que pierdo y atrás dejo. La fresca sombra de la tarde bordeada de tejas, niñas que miran..vuelo de motores.
Recordar lo que pierdes es aprender que no ganas nada  en esta  maqueta sobre la que avanzo. De cartón azulado las montañas que el aire no consigue derribar. Puertas abiertas a ese aire y al cualquiera. Barrera vacía en silencio de pueblo que tranquilo vive.
La paz de un rincón. Un sentar de lado en esquina vacía de sol, en compañia de sombra que calma y soledad que adormece. O éso, o vivir en el camino. Echado y recorrido por esa brisa que baila tu vestido y mece la hierba en inspirada ola de mar. Ola que hasta en color de espuma asemeja en brillos.
Cálido rostro de ojos cerrados ese que veo, verde y fresca en tu espalda, eso que nota tu sonrisa. Ya es primavera, y camino sentado..
Por carretera de alturas. Lecho de montañas abajo. Oportunidad de despertar sentidos en él ,caminando. Alguno de esos que olvidé hace ya tiempo.
 Tacto de arrugado árbol. Anciano de edad y pasajero que me espera desde hace años. De tierra agarrado. Ésa sobre la que vivimos y de la que ni siquiera recuerdo su tacto. Avandonados en ciudades. Cárcel sin barrotes.
Y tú.. que miras al mar, sin apartar la vista de él. Sin dejar la mente descansar sobre un pensamiento concreto. Quehaceres y costumbres que se liberan ante ese mar capaz de dejarte desnuda al ritmo de brisa descarada.
No cuentes lugares. No me hables de ellos. No quiero ver, ni imaginar. Quiero estar. Llévame a ellos.

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