jueves, 12 de enero de 2012

Respirar

Pensar que el mundo brilla. Suave se estremece.
Entre esos latidos, esas risas oportunas. Suave se estremece.
De gozo y de consuelo, de libre y albedrío.
El viento que se mece.

domingo, 8 de enero de 2012

Aprender a no querer aprender.

A esos que llaman locos. A esos que a veces, despiertan admiración. Y a esos que a veces, nadie puede entender. 
Ideas, convencimientos, que pueden ser estúpidos, o mal vistos. Esos que provocan odio en el resto, y que todo el mundo intenta cambiar por parecer eso, estupidos.
Desde su punto de vista.
La inseguridad es a veces esos brazos que desde el suelo buscan las rodillas de los valientes.
De los estupidos por valientes, de los locos por estar seguros de algo.
Un convencimiento que a veces han de procurar abandonar por intento desmesurado de quienes no creen en ellos.
Procuré ser yo. Sin impregnarme de opiniones. Ser yo, a toda costa.
Ahora odio al mundo. Por querer ser mi guía.
Cuando siempre lo fui para mí.
Hay dos opciones. O ser tú mismo, o ser lo que quieren que seas.
Si no sabes que el mundo quiere que seas de una forma, siento haberte jodido la vida diciéndotelo. Ya nunca serás tu mismo.
El por qué de que ya no existan principios. El de por qué hay tanto imbécil sin valores. El de por qué el mundo intenta ser mas listo que tú sin saber que te das cuenta y que en ese entonces decides. Decides si hacerte pasar por un imbécil mas y hacer creer al mundo que has sido engañado, o hablar. Hablar sabiendo que el mundo, siempre miente.
Si te dijera que te quiero, pero que no he sabido cómo quererte.
Pensar en ese cómo, fue el error.
No se ha de pensar cuando se está seguro de algo.