sábado, 30 de abril de 2011

Entonces.

El corazón no es que lata más rápido. El corazón antes hacía que te mantuvieses con vida en acto desmerecido y sin acopio de fijación en él.
El corazón ahora, es esa  máquina veloz y enérgica que hace que tengas fuerza y que te sientas con ella.
Es el corazón entonces, eso que sabes que tienes.
Es entonces, un momento, en el que sabes que vives.

miércoles, 27 de abril de 2011

Soledad

Las horas tiñen de noche al aire. El tiempo, ese tono azul. Frío, y casi... casi negro, a la vez. Ese que hiela la nariz, el cuello y los gestos. Ese que tersa mi rostro. El de manos en bolsillos. El que impide hacer nada. El que te obliga a mirar al mismo punto. A la misma nada.
Noche en la que lobos habitan. En calles de luz blanca en sus ojos. De callejones retorcidos y sin salida.
Inteligencia que agazapada espera. Que maneja a su antojo la vida, la vida que no es suya.
Será esa luna que me distrae. Que me atrapa. Que me mantiene atento. Que me libera. Esa lejana, blanca y desierta. Como esos ojos. Esos que visten la noche.
Esa que espumadas nubes evitan. Que parece que evitan, como si supiesen que deben dejarle paso. Permitiendo que la vea. Causando un marco alrededor de ella en lo que parece artificial acto de fotografía.
Nubes a su paso desplazan aire. El que parece venir del final de la calle. Esa brisa que me intenta provocar escalofrío. Que intenta que dirija mis ojos al lugar de donde creo que proviene. Para ver la nada. Fijarme en algo extraño que parece que espero encontrar pero que no existe, y levantar sin esfuerzo despues los ojos de nuevo. De nuevo y de vuelta a esa luz que me acompaña. Que me acompaña en mi paseo.
Paseo sobre polvo que en apariencia es gris. Tono gris por las horas, por la luz que lo levanta. Ese que mis pasos despegan del suelo al andar. El mismo que salpica al aire cuando rasgo  un pisar a causa de mi intención. Patadas a pequeñas piedras que en él encuentro.
Perderme.
Caminos, senderos solitarios. Cuestas que llevan donde de de día sé. Donde de noche procuro olvidar. Intentando desconocer e imaginar. Tras sombras de árboles que con descaro y curiosidad obervo, procuro perderme. El palidecer del mundo que me rodea. De esas montañas que parencen descansar en tonos grises y negros por la distancia. Huyendo del azul del dia. Del color que viste la maleza que los puebla.
Montañas forradas por papel de lija. Que impresion de aspereza parece que provocaría rozarlas. Rozar su silueta si pudiese. Silueta bien recortada por perfecta mano de tijera.
Lija áspera, fria y seca que me trae ese aire que me roza. El que me da la mano, como esa luz. Como esas miradas de lobos solitarios que intuyo, aunque no vea. Que presiento y que no me incomodan. Sé que no se acercarán a mi. Ellos también prefieren la soledad de esta noche. Soledad que no arruinarían encontrándose conmigo.

martes, 26 de abril de 2011

Descaro de poca importancia

De reflejo en suelo. Puerta entreabierta. Abierta sólo un poco. Únicamente lo suficiente para tomar perspectiva. De sol que valiente entra e ilumina el suelo. Ese del que huyo. No del suelo, sino de quien lo ilumina. Pero no por él, sino por incomodidad de estar debajo, de estar fuera. De saber de fuera. De abrir en abanico veraniego esa puerta. No es miedo, es rechazo.
Prefiero aquí seguir. Molestándome, incomodandome el tan solo mirar de reojo. Mirar a esa puerta, a ese brillo, a esa línea del suelo que se volverá tenue. Que se esconderá con las horas y que mañana volverá para decirme lo mismo. Descaro de poca importancia, el intentarlo.

lunes, 11 de abril de 2011

Aire

Despierta. Abre tus ojos y salta. Sal de la cama de un empujón. Abre la ventana, tu ventana, la de tus ojos, apoyate en marco, y mira. Acercate a la realidad, atento al piano de la calle. Niebla de los dias, la que enfria el rostro. Impulso lento hacia atrás. Cierra la ventana, tapala con una cortina que no deje ver. Nota esa mejilla helada. Tapala con tu mano, y vuelve en gesto de mirar al suelo. Descubre tu cama, métete en ella. Apoyate en la almohada. Música de tiriteros, de marionetas que saludan al gentío. Ilusion de sentir.
Clarinete afónico. El que marca el compás de los dias. Los pasos de calle. El transportar de piernas pesadas. Las miradas al cielo con disimulo.
Montar en bicicleta de rueda que gira sin pedalear. El verano de tu piel, el que la tiñe. El de paseos por el mundo, caminos solitarios. Pensar en calma, en disfrutar de aire que corta tu rostro. Que aunque caliente, con él gozas. Lo notas fresco, es tuyo. Alegria de emprender aventura cortada de alas, pero que suficiente se hace.
Conociendo dónde regresarás, pero sin saber con certeza hasta donde llegarás. Suficiente sabiendo tu rueda girar.

sábado, 9 de abril de 2011

Vamos

Cogido de rodillas en pecho. Viaje donde de mí no me separo. De mi imaginación volada a través del cristal que me hace libre. Libre de observar lo que pierdo y atrás dejo. La fresca sombra de la tarde bordeada de tejas, niñas que miran..vuelo de motores.
Recordar lo que pierdes es aprender que no ganas nada  en esta  maqueta sobre la que avanzo. De cartón azulado las montañas que el aire no consigue derribar. Puertas abiertas a ese aire y al cualquiera. Barrera vacía en silencio de pueblo que tranquilo vive.
La paz de un rincón. Un sentar de lado en esquina vacía de sol, en compañia de sombra que calma y soledad que adormece. O éso, o vivir en el camino. Echado y recorrido por esa brisa que baila tu vestido y mece la hierba en inspirada ola de mar. Ola que hasta en color de espuma asemeja en brillos.
Cálido rostro de ojos cerrados ese que veo, verde y fresca en tu espalda, eso que nota tu sonrisa. Ya es primavera, y camino sentado..
Por carretera de alturas. Lecho de montañas abajo. Oportunidad de despertar sentidos en él ,caminando. Alguno de esos que olvidé hace ya tiempo.
 Tacto de arrugado árbol. Anciano de edad y pasajero que me espera desde hace años. De tierra agarrado. Ésa sobre la que vivimos y de la que ni siquiera recuerdo su tacto. Avandonados en ciudades. Cárcel sin barrotes.
Y tú.. que miras al mar, sin apartar la vista de él. Sin dejar la mente descansar sobre un pensamiento concreto. Quehaceres y costumbres que se liberan ante ese mar capaz de dejarte desnuda al ritmo de brisa descarada.
No cuentes lugares. No me hables de ellos. No quiero ver, ni imaginar. Quiero estar. Llévame a ellos.

sábado, 2 de abril de 2011

Esos dias no son esos

Los dias tristes. Esos insursos, grises y sin ninguna nota de color en ellos. Sin nada que los diferencie ni los pueda hacer distintos, unicos, especiales. Esos en los que todo es y te da, igual. Aquellos en los que cualquier atividad se transforma en un proceso de máquina moderna que sólo trabaja por impulso arrancado.Caminar por las calles cubiertas de pasos. Gente alrededor que no mira, y coches pasando.
Esos dias no son esos.

Secreto

La calle te desvelará un secreto, el de tu mirada hábil al aire mirando lo que respiras. Lo que entra por tus pulmones, hace latirte y estremece tu alma. Respiras. No aire.
Sueña que vas hacia atrás, que das vueltas a tu alrededor y miras tenuemente lo que a tu lado acaece. Eso que ocultan tus ojos. Ese reflejo. El reflejo de su sonrisa.
Su sonrisa.
Es un columpio girado de niños. Se mueve y balancea en inspirador vuelo cubierto de ilisiones. Felicidad de alguien en él. Alegria de mis párpados por esconder ese secreto.