domingo, 26 de febrero de 2012

Un Paraiso sin color.

En silencio. Un mundo inmerso en silencio. En ese que ralentiza movimientos, el que hace que todo esté quieto. Donde nada cambia.
Los días, las horas, los objetos. Inmóviles. Hasta las nubes detienen su caminar. El tiempo no recuerda despertar.
Días igual vestidos de la mañana a la noche. Enfundados en un mismo color que hace imposible a veces conocer qué día es. Plantearse si acostarse de nuevo hará que algo cambie, o no. Desearlo al menos. Dormir.. por no estar despierto.
El habla de un pájaro se vuelve  atronador en este mundo callado.
Quieto, parece que nada cambia. Que todo está igual, inmóvil. Como esos instantes. Intacto. Como cuando alguien abandona un lugar. Como cuando se cierra la puerta que dejó su caminar. Y a mis espaldas, un lugar vacío. Y delante de mi, esa puerta. Y ahora, en estos instantes, la nada.
Un nuevo despertar. Olvidar.

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