jueves, 2 de junio de 2011

Recuerdos.

Ni me fui, ni volví de donde estaba. Tampoco me quedé parado, quieto,detenido, ni vinieron a por mi. No cambié de lugar aunque entrase en otro, y atrapado por esposas. Esas de un acero que disimulaba su tacto. Esas tan ábiles que no se limitan a impedir mis manos únicamente. En cárcel decorada de interiores me sitúan. Desprendida del tacto de paredes blancas o desconchados que al verlos me recuerden la vulnerabilidad de sus muros. Un lugar mas profundo sin llegar, ni dejar de ser, distinto a aquel en el que estoy ahora, o pueda estar mañana.
Cucarachas de ceniza dejan huella y con sus pisadas se desgastan. Pero no hay aire que soplar, ni pulmones que sepan qué hacer con él. Tan solo un suelo dibujado.
Fue en aquel lugar donde conocí a mi mejor amigo. Y a mi peor enemigo.
No sería enemigo, si no lo conociese. No sería el peor si no me conociese él mas.
Aprendí a conocerlos, y toqué para ellos esa musica que nunca acaba hasta que cese algún día de manera espontanea. La de los días que pasan, la de acordeón al que aprietan , comprimen y dejan sin en el mas minimo aliento para que cuando en el quepa un resuello, liberar. Liberar en forma de regalo para  que cobre vida de nuevo y saciar  su boca anhelante de aire.
Acumulo objetos singulares a los que hago presumidos y me hacen saber dónde estoy por que conozco de dónde vinieron. Pasan los días y las horas, pero no las noto. Desconozo si olvidé a notarlo. Olvidé si lo notaba alguna vez, pero guardo un recuerdo.

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